Esta semana ha llegado el momento de hablar de mi libro Cada día cuenta (no, no voy a hacer la broma del “¡he venido aquí a hablar de mi libro!”)
Aunque he venido a hablar de mi libro, ¿vale? Ya está, ya lo he dicho.

A día de hoy tengo tres novelas publicadas, pero solo voy a hablar de la última: Cada día cuenta.

Portada en 3D del libro Cada día cuenta

Soy de esas personas que cree que un libro debe defenderse por sí mismo. Si el autor tiene que explicar algo antes o después de la lectura para que se entienda, entonces es que hay algo mal hecho. Aun así, me gustaría hablar de por qué he escrito Cada día cuenta y qué significa para mí.
(Por cierto, si no has leído la entrada de la semana pasada, titulada “Por qué escribo lo que escribo”, deberías de pinchar aquí y leerla).

Como el título ya indica, es un libro de muchas reflexiones y muy emocional. Podría copiar aquí la sinopsis oficial, pero me apetece más explicarlo por mí mismo una vez más.

Nota: No hay spoilers en esta entrada.

El protagonista es un hombre de mediana edad, casado, tiene una hija de nueve años y lleva una vida de lo más rutinaria. Es una persona muy sosa, que no disfruta de su trabajo de oficina y tampoco de su vida en casa. Su mujer no puede seguir así, y después de advertirle varias veces, decide que ha llegado el momento de separarse.

Por supuesto, él tiene la sensación de que lo pierde todo de un día para otro. ¿No te ha pasado nunca que en diez segundos te cambia la vida? Pues a eso se tiene que enfrentar nuestro protagonista. ¿Y no te ha pasado que encima es culpa tuya porque has metido la pata? Eso mismo.

Basta de personajes magníficos e ingeniosos, siempre descritos con admiración y envidia del escritor. No. Marc (así se llama el protagonista de Cada día cuenta) es, podemos decir, un pringado. Un hombre con mil defectos, que ha vivido siempre como un espectador hasta que empieza a ser consciente de que su vida puede ser mucho más. Y se equivoca, como nos equivocamos todos. Porque no soporto a los personajes que siempre lo hacen todo bien y las cosas le salen a pedir de boca en el momento más oportuno. Son más carismáticos, lo reconozco. Venden más, también lo reconozco. Tal vez son más graciosos, pero a veces quiero leer sobre gente que mete la pata, como me pasa a mí todos los días y con todas las personas. Que por muy buenas intenciones que tengan, siguen cometiendo errores. Y van aprendiendo, pero cometen otros.

(A veces también apetece lo contrario, oye)

Bien. Entonces, ¿qué hace Marc para solucionar esta situación para la que no está preparado? Pues cometer un error, como nos pasaría a cualquiera de nosotros. Sabe que hay algo mal en él, así que sigue el consejo de su hermano y se va a Finlandia con un viejo amigo, concretamente a la ciudad de Oulu.
Pongo una foto del lugar:

Ciudad de Oulu vista desde arriba

Ah, y este soy yo en Oulu. Al parecer ese soldado bajito es alguien muy importante allí:

Yauci Manuel Fernández en Oulu

El escritor Yauci Fernández apoyado sobre el soldado de Oulu

¿A qué demonios se va Marc a Finlandia? Buena pregunta. No lo sabe ni él, pero al parecer es algo así como a aprender a vivir. De hecho, el título inicial de esta novela no era Cada día cuenta, sino Nunca es tarde para aprender a vivir. Lo descarté porque tenía un aire de autoayuda que no me terminaba de convencer, y porque era endemoniadamente largo (igual que la palabra endemoniadamente).

Y hasta aquí puedo leer.
Bueno, no. Aún puedo desvelar algunas cosas.

Esta novela tiene amor, pero no es romántica. Aunque tiene muchos detalles y muchas lecturas distintas que dependerán solamente de ti, para mí todo gira en torno a la relación de Marc con su hija. Siempre la tiene presente y es ella la única razón por la que necesita cambiar.

Y para terminar, te voy a contar siete curiosidades de Cada día cuenta.

Curiosidades de Cada día cuenta

1. El título inicial era Nunca es tarde para aprender a vivir.
2. El personaje femenino Amanda está basado en la personalidad de Alice, personaje principal de El resurgir de la esperanza, mi primera novela.
3. Para escoger la portada se hicieron 22 pruebas.
4. El título Cada día cuenta se me ocurrió en la ducha.
5. Terminé de escribir la novela en torno a noviembre de 2014.
6. Está corregido por la traductora de Juego de tronos, entre otros libros.
7. Ocurre en el mismo universo que La biblioteca de Emma, aunque en diferente época.

Nos vemos en la entrada del próximo domingo.

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¡Hasta la próxima!